Siguemee

domingo, 29 de enero de 2012

Leer, Capítulo 34; Golpe

Dirigí la voz a la vendedora. -“¿Esta tienda tiene una puerta trasera?”- Ella estaba ordenando una gaveta y me miró. -“Es solo para empleados.”- -“¿La persona es hombre o mujer?”- Quiso saber Vee. -“No sabría decir.”- -“¿Bueno, por qué crees que te están siguiendo? ¿Qué quieren?”- -“Asustarme.”- Parecía bastante razonable. -“¿Por qué querrían asustarte?”- Quería decir ¿Quién no esta intentando asustarme? -“Necesitamos una distracción”- Le dije a Vee. -“Exactamente lo que estaba pensando”- Dijo ella. -“Y sabemos que soy muy buena en eso. Dame tu chaqueta.”- Yo me le quedé mirando. -“De ninguna manera. No sabemos nada sobre esta persona. No voy a permitir que salgas vestida como yo. ¿Qué pasa si están armados?”- -“A veces tu imaginación me asusta”- Dijo Vee. Tenía que admitirlo, la idea de que ellos estuvieran armados y listos para matar era un poco exagerada. Pero con todas las cosas raras que estaban pasando últimamente, no me culpaba por sentirme alarmada y asumiera lo peor. -“Yo saldré primero”- Dijo Vee. -“Si ellos me siguen, tú los sigues. Voy a subir la colina, rumbo al cementerio y luego los vamos a acorralar y les sacaremos algunas respuestas.”- Un minuto después, Vee dejó la tienda llevando puesta mi chaqueta y cogió mi paraguas rojo, sosteniéndolo muy bajo sobre su cabeza. Si descontáramos el hecho de que ella era unas cuantas pulgadas más alta que yo y un par de libras más voluptuosa, se confundía conmigo. Agachada tras un perchero de batas de dormir, observé como la figura encapuchada salía de la tienda al otro lado de la calle y seguía a Vee. Me acerqué sigilosamente hasta la ventana. Aunque la sudadera y los jeans anchos lo hacían lucir andrógeno, la manera de andar era femenina. Definitivamente femenina. Vee y la chica se perdieron de vista en la esquina y yo corrí hasta la puerta. Afuera la lluvia se había convertido en un aguacero. Agarrando el paraguas de Vee, aceleré el paso manteniéndome bajo los toldos, libre de la lluvia. Podía sentir el borde de mis jeans mojarse. Deseé haber tenido botas. Detrás de mi, el muelle se extendía hacia el océano gris. Frente a mi, la línea de tiendas terminaban en la base de una empinada y verde colina y sobre ella se podía ver la verja de hierro del cementerio local. Abrí el Neon, subí la calefacción al máximo y encendí los limpiaparabrisas a toda velocidad. Conduje fuera del estacionamiento y giré hacia la izquierda, acelerando hacia lo alto de la colina. Hacía mucho viento, los árboles del cementerio se mecían y sus ramas parecían como si cobraran vida a través del loco vaivén de los limpiaparabrisas. Las lápidas de mármol blanco eran las únicas que se podían ver a través de la oscuridad. Las lápidas grises se disolvían en la atmósfera. De la nada, un objeto rojo se lanzó contra el parabrisas, obstruyó mi línea de visión y luego voló sobre el auto. Frené en seco y el Neon patinó hasta detenerse a un lado de la
carretera.
Abrí la puerta y salí. Corrí hasta la parte de atrás del auto para buscar lo que había golpeado. Hubo un momento de confusión mientras mi mente procesaba lo que estaba viendo. Mi paraguas rojo estaba enredado en la maleza. Estaba roto; un lado estaba colapsado exactamente de la manera que se esperaría si hubiese sido arrojado contra algo, un objeto más duro. Escuché un ahogado sollozo a través de la violenta lluvia. -“¿Vee?”- Dije. Troté por la carretera, protegiendo mis ojos contra la lluvia mientras recorría el paisaje. Más adelante yacía un cuerpo y comencé a correr. -“¡Vee!”- Me dejé caer de rodillas a su lado. Ella estaba acostada de lado, con sus piernas pegadas contra su pecho y luego gimió. -“¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te puedes mover?”- Eché mi cabeza hacia atrás, pestañeando contra la lluvia. ¡Piensa! Me dije. Mi teléfono celular está en el auto. Tengo que llamar al 911. -“Voy a buscar ayuda”- Le dije a Vee. Ella gimió y se aferró a mi mano. Yo me bajé hasta quedar al nivel de ella y la aferré firmemente. Las lágrimas quemaron tras mis ojos. -“¿Qué pasó? ¿Fue la persona que te siguió? ¿Ellos te hicieron esto? ¿Qué hicieron?”- Vee murmuró algo ininteligible que pudo haber sido “bolso”. Lo cierto era que su bolso no estaba. -“Vas a estar bien.”- Luché por mantener mi voz firme. Tenía un oscuro presentimiento corroyéndome y estaba tratando de mantenerlo a raya. Estaba segura que la persona que me vigilaba en Delphic y la que me siguió hoy en las tiendas era la responsable, pero me culpé por poner a Vee en peligro. Marqué al 911 en mi teléfono y el operador respondió. Tratando de mantener la histeria fuera de mi voz, dije -“Necesito una ambulancia. Mi amiga fue atacada y asaltada.”-

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