Siguemee

viernes, 20 de enero de 2012

Leer, Capítulo 24; Arcangel

Media hora después Vee condujo hasta la entrada de Delphic Seaport. Fuimos forzadas a estacionarnos en el lado más lejos del lote de estacionamiento, debido al pesado tráfico del fin de semana de inauguración. El pueblo se encuentra justo en la costa, así que Delphic no es conocido por su buen clima. Un suave viento había comenzado, haciendo que las bolsas de hojuelas de maíz y envolturas de dulces se envolvieran alrededor de nuestros tobillos mientras Vee y yo caminábamos hacia la ventanilla de entradas. Hacía mucho que los árboles habían perdido sus hojas y las ramas amenazaban sobre nosotras, como dedos inconexos. El auge de Delphic Seaport duraba todo el verano junto con un parque de diversiones, mascaradas, leedoras del tarot, músicos gitanos y un espectáculo de fenómenos. Jamás podré estar segura si las deformidades humanas eran reales o si solo eran una ilusión. “Un adulto, por favor,” le dije a la mujer de la ventanilla de entradas. Ella cogió mi dinero y deslizó bajo la ventanilla una banda para la muñeca. Luego sonrió, mostrando unos colmillos plásticos de vampiros, pintados con labial rojo. “Que la pasen bien,” dijo con una voz sin aliento. “No olviden probar nuestra
recién remodelada atracción.” Ella golpeó su lado del cristal, señalando a una pila de mapas del parque y volantes. Yo tomé uno de cada uno mientras caminaba hacia la entrada giratoria. El volante decía: ¡La nueva sensación del Parque de Diversiones Delphic! El Arcángel ¡Remodelado y Renovado! Cae del cielo en esta caída vertical de cien pies.
Por encima de mi hombro, Vee leyó el volante y sus uñas amenazaban con perforar la piel de mi brazo. - “¡Tenemos que ir a eso!” Exclamó. - “A lo último,” prometí, esperando que si íbamos primero a las otras atracciones, ella se olvidaría de esta. Desde años no le he temido a las alturas, probablemente porque desde años he estado convenientemente evitándolas y no estaba segura si estaba lista para saber si el tiempo había borrado mi temor a ellas. Después de montarnos en la estrella, en los carritos chocadores, en la atracción de la Alfombra Mágica y jugar en los juegos de las casetas, Vee y yo decidimos que era tiempo de buscar a Elliot y a Jules. - “Jmm,” dijo Vee, mirando a todas partes del camino que cruzaba el parque. Ambas nos quedamos calladas pensando. - “En los videojuegos,” dije por último. - “Bien pensado.” Acabábamos de pasar por la entrada de los videojuegos cuando lo vi. No a Elliot. Tampoco a Jules. Patch. Él me miró desde su videojuego. Llevaba puesta la misma gorra de béisbol que cuando lo vi en ED y esta le tapaba casi toda la cara, pero estaba segura de que vi una rápida sonrisa. A primera vista parecía amistoso, pero luego recordé cómo él entró en mis pensamientos y me puse fría hasta los huesos. Por suerte Vee todavía no lo había visto y la llevé hacia donde estaba toda la
gente, dejando a Patch fuera de la vista. Lo último que necesitaba era que ella sugiriera ir a donde él y comenzar una conversación. - “¡Allí están!” Dijo Vee, moviendo el brazo sobre su cabeza. “¡Jules! ¡Elliot! ¡Por aquí!” - “Buenas noches, damas,” dijo Elliot, abriéndose camino entre la multitud. Jules caminaba tras él, luciendo tan entusiasmado como un pastel de carne hecho hace tres días. “¿Puedo comprarle a ambas una Coca-Cola?” - “Me parece bien,” dijo Vee. Ella estaba mirando directamente a Jules. “Que la mía sea dietética.” Jules masculló una excusa de que tenía que ir al baño y se volvió a perder en la multitud. Cinco minutos después, Elliot regresó con las Coca-Colas y luego de que nos las entregara, frotó sus manos y contempló el suelo. - “¿Por dónde comenzamos?” - “¿Qué pasa con Jules?” Preguntó Vee. - “Él nos encontrará.” - “Hockey de mesa,” dije inmediatamente. El hockey de mesa estaba al otro lado de los videojuegos. Mientras más lejos de Patch, mejor. Me dije que era una coincidencia el que él estuviera aquí, pero mis instintos decían lo contrario. - “¡Ah, mira!” Interpuso Vee. “¡Fútbol de mesa!” Ella ya estaba zigzagueando entre la multitud, abriéndose camino hasta una mesa libre. “Jules y yo contra ustedes dos. Los perdedores comprarán pizza.” - “Muy justo,” dijo Elliot. El fútbol de mesa hubiera estado bien, si esta no hubiera estado a tan corta distancia de dónde Patch estaba jugando. Me propuse ignorarlo. Si me mantenía de espaldas a él, difícilmente notaría que estaba ahí. Quizá Vee tampoco lo vería. - “¿Oye, Nora, no es ese Patch?” Dijo Vee. - “¿Jmm?” Dije inocentemente.
Ella señaló. - “Allí. Ese es él ¿cierto?” - “Lo dudo. ¿Elliot y yo seremos el equipo blanco?” - “Patch es el compañero de biología de Nora,” Vee le explicó a Elliot. Ella me lanzó una guiñada traviesa, pero adoptó una expresión inocente al momento que Elliot le dio su atención. Sutilmente, sacudí la cabeza, transmitiéndole silenciosamente que se detuviera. - “Él sigue mirando para acá,” Vee dijo bajando la voz. Ella se reclinó contra la mesa del fútbol, intentando que nuestra conversación pareciera privada, pero ella susurró tan alto, que Elliot no tuvo más opción que escuchar. “Se está preguntando qué haces aquí con…” Ella balanceó su cabeza hacia Elliot. Yo cerré los ojos e imaginé que golpeaba mi cabeza contra una pared. - “Patch ha dejado bien claro que quiere ser para Nora algo más que compañero de biología,” continuó Vee. “Y nadie puede culparlo.” - “¿Es cierto eso?” Dijo Elliot, mirándome de una manera que decía que no estaba sorprendido. Que él ya lo sospechaba. Noté que él se acercó más a mí. Vee me lanzó una sonrisa triunfante. Me lo agradeces después, decía. - “No es eso,” corregí. “Es…” - “Peor que eso,” dijo Vee. “Nora sospecha que él la está siguiendo. La policía está a punto de envolverse.” - “¿Por qué no jugamos?” Dije en voz alta y tiré la bola al centro de la mesa, pero nadie lo notó. -“¿Quieres que hable con él?” Me preguntó Elliot. “Le explicaré que no estamos buscando problemas. Le diré que estas aquí conmigo y que si tiene algún problema lo puede discutir conmigo.” Esta no era la dirección que quería que tomara nuestra conversación. Para nada. - “¿Qué le pasó a Jules?” Dije. “Se ha ido por mucho tiempo.” - “Sí, quizá se cayó en el inodoro,” dijo Vee.
- “Déjame hablar con Patch,” dijo Elliot. Aunque apreciaba su preocupación, no me gustaba la idea de Elliot hablando cara a cara con Patch. Patch era un factor X: intangible, daba miedo y era desconocido. ¿Quién sabe de qué era capaz? Elliot era demasiado bueno para ser enviado en contra de Patch. - “Él no me asusta,” dijo Elliot, como desaprobando mis pensamientos. Obviamente esto era algo en lo que Elliot y yo no estábamos de acuerdo. - “Mala idea,” dije. - “Gran idea,” dijo Vee. “De otra manera, Patch podría volverse… violento. ¿Recuerdas la última vez?” ¿La última vez? Le dije a Vee, articulando sin pronunciar palabra. No tenía idea de por qué Vee estaba haciendo esto, aparte de que ella tenía una tendencia a hacer todo lo más dramático posible. Su idea de drama era mi idea de una mórbida humillación. - “Sin ofender, pero este chico suena como un arrastrado,” dijo Elliot. “Dame dos minutos con él.” Él comenzó a caminar. - “¡No!” Dije, agarrándolo por la manga para detenerlo. “Él, eh, podría ponerse otra vez violento. Déjame lidiar con esto.” Fulminé a Vee con la mirada. - “¿Estas segura?” Dijo Elliot. “Estaría muy feliz de hacerlo.” - “Creo que es mejor si se lo digo yo.” Froté mis manos en mis jeans y luego de respirar tranquilamente, comencé a cerrar la distancia entre Patch y yo, la cual se trataba del ancho de unas cuantas consolas de videojuegos. No tenía idea de qué le iba a decir cuando llegara a él. Con suerte, solo un breve hola y luego podría regresar y asegurarle a Elliot y a Vee que todo estaba bajo control. Patch estaba vestido con su ropa usual: camisa negra, jeans negros y una delgada gargantilla de plata que brillaba sobre su oscura complexión. Sus
mangas estaban enrolladas hasta los codos y podía ver sus músculos trabajando mientras él presionaba botones. Él era alto, delgado y sólido y no me hubiera sorprendido si bajo su ropa tuviera varias cicatrices, legados de peleas callejeras y otras conductas imprudentes. No es que yo quisiera ver bajo su ropa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cada uno de mis lectores habéis hecho posible que este blog continúe, pese a varios "parones" que ha habido.
Y como me seguís interesando me encantaría que compartierais vuestras ideas para mejorar este 'mundo internauta' juntos