Siguemee

domingo, 1 de enero de 2012

Leer, Capitulo 16,Dolor

-“¿Te puedo ayudar?” Sonreí forzadamente a la secretaria de la oficina principal, esperando no verme tan deshonesta como me sentía. - “Tengo una medicina recetada que debo tomar diariamente en la escuela y mi amiga…” Mi voz se estancó en la palabra. Me pregunto si después de hoy tendré ganas de considerar a Vee otra vez mi amiga. -“Mi amiga me informó que se supone que yo lo debo registre con la enfermera. ¿Sabes si es eso correcto?” No podía creer que estaba aquí parada intentando hacer algo ilegal. Últimamente estaba mostrando un comportamiento no característico en mí. Primero seguí a Patch a un billar de mala muerte tarde en la noche. Ahora estaba a punto de husmear en el archivo estudiantil. ¿Qué estaba pasando conmigo? No. ¿Qué estaba pasando con Patch? ¿Por qué cuando se trata de él, no puedo evitar tener mal juicio? - “Ah, sí,” dijo solemnemente la secretaria. “Todas las medicinas necesitan ser registradas. La oficina de la enfermera está allá detrás, tercera puerta a la izquierda, al frente del archivo estudiantil.” Ella hizo señas hacia el pasillo detrás de ella. “Si la enfermera no está ahí, puedes sentarte en el catre. Ella regresará en cualquier momento.” Fabriqué otra sonrisa. De verdad esperaba que no fuera tan fácil. Mientras caminaba por el pasillo, me detuve par de veces para mirar sobre mi hombro. Nadie venía tras de mí. El teléfono de la oficina principal estaba sonando, pero sonaba como un mundo aparte del oscuro pasillo en donde estaba. Estaba sola, libre para hacer lo que quisiera. Me paré frente a la tercera puerta a la izquierda. Aguanté la respiración y toqué a la puerta, pero por la oscuridad en la ventana, era obvio que el cuarto estaba vacío. Empujé la puerta. Se movió con renuencia, haciendo un chirrido mientras se habría hacia un pequeño cuarto con baldosas blancas. Por un momento me quedé parada en la entrada, casi deseando que la enfermera apareciera y así no tener otra opción que
registrar mis píldoras de hierro e irme. Una rápida mirada a través del pasillo reveló una puerta con una ventana que decía Archivo estudiantil. También estaba oscura. Concentré mi atención en un insistente pensamiento en el fondo de mi mente. Patch diciendo que él no había ido a la escuela el año pasado. Estaba bien segura de que él estaba mintiendo, pero y si no lo estaba ¿tendría una record estudiantil? Al menos sí tiene una dirección residencial, razoné. También la tarjeta de vacunas y las calificaciones del semestre pasado. Aún así, una posible suspensión parecía un precio muy alto para pagar por mirar la tarjeta de vacunas de Patch. Recosté un hombro contra la pared y miré mi reloj. Vee me dijo que esperara por su señal. Ella dijo que sería obvia. Grandioso. El teléfono en la oficina principal volvió a sonar y la secretaria lo contestó. Mordiéndome el labio, miré nuevamente a la puerta identificada como Archivo Estudiantil. Probablemente estaba cerrada con llave. El archivo estudiantil probablemente era considerado de mucha seguridad. No importaba que clase de distracción Vee hubiera creado; si la puerta estaba cerrada, yo no iba a entrar. Cambié mi mochila al otro hombro. Otro minuto pasó. Me dije a mi misma que debía marcharme… Por otro lado ¿y si Vee tenía razón? ¿Y si Patch tiene un pasado criminal? Como su compañera de biología, el tener regularmente contacto con él podría ponerme en peligro. Yo tenía la responsabilidad de protegerme… ¿cierto? Si la puerta no estaba cerrada y los archivos estaban alfabetizados, no tendría ningún problema en localizar rápidamente el record de Patch. A eso añadámosle un par de segundos para leer por encima a ver si tiene record criminal y probablemente esté fuera del cuarto en menos de un minuto. Lo cual sería tan rápido que probablemente ni se sentiría que había entrado. Todo estaba demasiado callado en la oficina principal. De repente, Vee se apareció en la esquina. Ella se acercó a mí caminando agachada, pegada
Contra la pared, arrastrando sus manos por la pared y mirando furtivamente sobre sus hombros. Estaba caminando como los espías lo hacían en las películas viejas. - “Todo está bajo control,” ella susurró. - “¿Qué le pasó a la secretaria?”
- “Tuvo que dejar la oficina por un minuto.” - “¿Tuvo? No la incapacitaste ¿cierto?” - “Esta vez no.” Gracias a dios por las pequeñas bondades. - “Llamé desde el teléfono público y dije que hay una amenaza de bomba,” dijo Vee. “La secretaria llamó a la policía y luego corrió para buscar al director.” - “¡Vee!” Ella dio golpecitos en su muñeca. - “El reloj está contando. No queremos estar aquí cuando llegue la policía.” Y me lo dices. Vee y yo fuimos a la puerta de los archivos de los estudiantes. - “Muévete,” dijo Vee, empujándome con su cadera. Ella cubrió su puño con la manga de su camisa e intentó perforar la ventana. Nada pasó. - “Eso fue solo práctica,” dijo y luego retrocedió para dar otro golpe, pero yo agarré su brazo. - “Podría estar abierta.” Giré el pestillo y la puerta se abrió. - “Eso no fue nada divertido,” dijo Vee. Cuestión de opiniones. - “Entra tú,” ordenó Vee. “Yo vigilo. Si todo va bien, nos encontraremos en una hora. Espérame en el restaurante mexicano en la esquina de Drake y Beech.” Luego caminó en cuclillas por el pasillo. Me dejó allí parada, mitad adentro y mitad afuera del estrecho cuarto revestido de pared a pared con archiveros. Antes de que mi conciencia me dijera que me saliera de ahí, entré y cerré la puerta tras de mí, presionando mi espalda contra ella. Con un profundo respiro, me quité la mochila y me adelanté, trazando con mis dedos la parte frontal de los archiveros. Encontré la gaveta marcada con CAR-CUV. La gaveta se
abrió de un jalón. Las etiquetas de los archivos estaban identificadas a mano y me pregunté si Coldwater High era la última escuela en el país que aún no estaba computarizada. Mis ojos se posaron sobre el apellido “Cipriano”. De un tirón, saqué el archivo de la repleta gaveta. Por un momento lo sostuve en mis manos, tratando de convencerme de que no era tan malo lo que estaba a punto de hacer. ¿Qué importaba que allí adentro hubiera información privada? Como compañera de biología de Patch, tenía derecho a saber estas cosas. Afuera, las voces llenaron el pasillo. Abrí el archivo con torpeza e inmediatamente me estremecí. No tenía sentido. Las voces avanzaban. Al azar, introduje el archivo dentro de la gaveta y la empujé, enviándola rápidamente devuelta al archivero. Mientras me giraba, me quedé paralizada. Al otro lado de la ventana, el director se detuvo en seco y su vista estaba fija sobre la mía. Lo que sea que le estaba diciendo al grupo, el cual consistía de los más importantes de la facultad, se quedó en el olvido. - “Discúlpenme un momento,” lo escuché decir. El grupo continuó caminando. Pero él no. Él abrió la puerta. - “Esta área es prohibida para los estudiantes.” Intenté mostrar una expresión indefensa. - “Lo siento. Intento encontrar la oficina de la enfermera. La secretaria dijo que era la tercera puerta a la derecha, pero creo que conté mal…” Puse mis manos en alto. - “Estoy perdida.” Antes de que él pudiera responder, abrí la cremallera del bolsillo de mi mochila. -“Se supone que registre esto. Píldoras de hierro,” expliqué. “Soy anémica.” Él me estudió por un momento frunciendo el ceño. Pensé que podía verlo balancear sus opciones: quedarse aquí y lidiar conmigo, o lidiar con una amenaza de bomba. El señaló hacia la puerta, alzando su barbilla, -“Necesito que salgas del edificio inmediatamente.”
Él abrió la puerta y yo pasé bajo su brazo, mientras mi sonrisa colapsaba.

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