Siguemee

lunes, 27 de mayo de 2013

Yo también quiero



Todo esto me es un mundo. Un mundo nuevo. Sin preocupaciones. Sin personas con corazón. Personas que no sufren por otros. Gente que con tan solo "EY, DONDE ESTAS, VOY PA YA" ya son felices... y... ¿por qué no juego yo también a desaparecer de la realidad?
Si... piénsalo... mandarlo todo a la mierda. No mirar atrás. Y lo haces es por tan solo ver los tontos recuerdos que dejas atrás.
Me parece bien. Es una cosa que puede gustar bastante. Un mundo irracional. Donde ni ellas quieren atraparle y donde ellos no pueden hacerlas daño.
Yo quiero jugar. Ya jugué una vez y te recuerdo que era yo la que iba ganando.

jueves, 23 de mayo de 2013

Mi última nota

Nunca le dejes. El nunca te dejó a ti.

Ya era la hora. Estaba muy nerviosa, demasiado diría yo. No podía morderme las uñas ya que no me lo permitía la última capa de brillo que le dieron a mi manicura. Tampoco es que yo tuviese esa costumbre.
Me observé en el espejo. Un último vistazo antes de salir al escenario. Ya comenzaba a escuchar silbidos  aplausos y lo que es peor... escuchar al director decir mi nombre ante el micrófono.
Salí y me senté; no escuchaba nada, absolutamente nada. Cerré los ojos y comencé a tocar. Al inicio de la melodía se comenzaba a abrir el telón. Nerviosa. Ya era tarde. Ya solo podía seguir con los ojos cerrados hasta finalizar mi actuación. Aquellas notas, esa melodía... tantos años y aún, como muchos de mis espectadores, me era increíble el hecho de el cómo me era posible tocar de esa manera. Como expresar mi rabia, mi paz, mi tranquilidad... incluso mis sentimientos más profundos a través del piano.
Lágrima tras lágrima caen por mi mejilla, resbalando por mi cuello y cayendo en las teclas.
Estaba apenada. Sabía que esta sería mi última melodía. Ya no quedaba tiempo, por no decir nada. Poco a poco una presión profunda fue invadiendo mi cuerpo. Dejándome acabar mis últimas notas. Siento mi cuerpo caer, lo último que escucho son los aplausos. Y lo último que ven mis ojos son los colores de los focos ocultándose tras el cierre del telón.

      Y ahí llegó mi vida a su fin. En un fa#

miércoles, 15 de mayo de 2013

Ya se fue acabando


Ya esta, se acabo. Ya me he cansado de tanto dolor, tanto llanto. El dejar en cada esquina una lagrima de dolor. Acordarme de todo con tan solo esa canción, esa ropa, ese lugar. Ya no puedo mas. Intente seguir adelante y conseguí la felicidad durante un tiempo, pero volví a caer en la droga del dolor. Ese sentimiento que poco a poco se va convirtiendo en sufrimiento. Y que lleva tu nombre...
Lo siento. De veras que lo intente pero ya no puedo. Ya no puedo mas. Se que si sigo aqui sera para perder el tiempo. Para seguir sintiéndome sola, desplazada... Pero también se que si me voy no se como estarás tu... Pero lo que si se es; que puede llegar la posibilidad de volver a sonreír  volver a ser feliz, volver amar y conseguir olvidar. Solo quiero pedirte un favor. El único favor que te pido, ninguno mas... Por favor espera, aprende, vive y sobre todo déjame volver a descubrir mi sonrisa. Esa que hace ya demasiado tiempo no he vuelto a ver.
Adiós.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Te echo de menos




Esta mañana cuando abrí los ojos… ya no estabas. Ya no estabas cogiéndome de la mano para no dejarme ir. No estabas tocándome el pelo, dejándomelo alocado. No estaba tu olor en la almohada. Ni el sonido de tu respiración fuerte. Ni los besos de cada mañana. Ni esos “deja que siga sonando” refiriéndote a nuestro despertador. Ya no estaba tu ropa tirada en el suelo junto a la mía. Ya las sábanas no cubrían dos cuerpos enamorados. Ya solo uno.
Ya me asomo a nuestro espejo. Ese mismo en el que te gustaba nuestra imagen. Ya solo estoy yo. ¿Dónde estás?
Ya no están tus notas de cada mañana “he salido no tardo” esas notas en las quementías, porque siempre tardabas. Te distraías con el periódico, te apetecía comprar el desayuno, te gustaba hacerme esperar. O tan solo me despertaba temprano y ansiaba verte.
Pasan las horas, los días, semanas que se hacen meses. Llega el año. Y sigues sin estar.
Sigo yendo a esos lugares, esos en los que nos soltábamos “Te quiero” cada dos por tres. Esos lugares en los que nadie, absolutamente nadie nos veía.
Se perdió todo. Nuestros planes de futuro. Los hijos que queríamos tener, sus nombres, donde queríamos vivir, como me despertarías cada mañana. No teníamos ni la cuarta parte de nuestro futuro planeado y ya éramos felices. Felices con tan solo pensar en un “siempre” entre nosotros.­­­­­
Absolutamente todo se perdió desde aquél día… desde aquél accidente. Todo cambió.