Siguemee

sábado, 31 de diciembre de 2011

Leer, Capítulo 15; En clase

El día escolar casi se había acabado, solo quedaba biología y me dirigí a la clase después de que hiciera una parada rápida en mi casillero para cambiar los libros. Vee y yo llegamos antes que Patch, ella se deslizó en su silla vacía y buscó en su mochila, sacando una caja de Hot Tamales. - “Por aquí va una fruta roja,” ella dijo, ofreciéndome la caja. - “Déjame adivinar… ¿La canela es una fruta?” Alejé la caja. - “Tampoco almorzaste,” dijo Vee, frunciendo el entrecejo. - “No tengo hambre.” - “Mentirosa. Siempre tienes hambre. ¿Esto tiene que ver con Patch? ¿No piensas que él de verdad te esta acosando, verdad? Porque anoche solo estaba bromeando con todo ese asunto en la biblioteca.” Comencé a masajearme circularmente las sienes. El sordo dolor que tomó por residencia mis ojos aumentó por la mención de Patch. “Patch es lo menos que me preocupa,” dije. Eso no era exactamente cierto. - “Mi asiento, si no te molesta.” Vee y yo miramos simultáneamente al sonido de la voz de Patch. El sonó lo suficientemente simpático, pero siguió observando a Vee mientras colgaba su mochila en su hombro y parecía que ella no se podía mover lo suficientemente rápido porque él movió su brazo hacia el lado, invitándola a que se saliera del medio. - “Luciendo bien, como siempre,” él me dijo mientras se sentaba en su silla. Se recostó en ella, extendiendo sus piernas. Sabía que era alto, pero nunca me había puesto a medirlo. Ahora, mirando sus piernas, supuse que él medía más de seis pies. Quizá seis y una pulgada. - “Gracias,” respondí sin pensar e inmediatamente quise retirar lo dicho. ¿Gracias? De todas las cosas que pude haber dicho, ‘gracias’ era la peor. No quería que Patch pensara que me gustaban sus cumplidos. Porque no me gustaban…la mayor parte de ellos. No se necesitaba mucha percepción para darme cuenta que él era problemático y ya tenía demasiados problemas en mi vida. No tenía necesidad de invitar más. Quizá si lo ignoraba, eventualmente él dejaría de intentar iniciar conversaciones y entonces podríamos sentarnos uno al lado del
otro en silenciosa armonía, como los demás compañeros del salón. - “También hueles bien,” dijo Patch. - “Se llama tomar una ducha.” Yo estaba mirando directamente hacia el frente. Cuando él no contestó, miré hacia el lado. “Jabón. Champú. Agua caliente.” - “Desnuda. Sé el proceso.” Abrí mi boca para cambiar el tema, pero la campana me interrumpió. - “Aparten sus libros,” dijo el entrenador desde detrás de su escritorio. “Les voy a repartir un examen corto para prepararlos para el examen del viernes.” Él se detuvo frente a mí, lamiendo sus dedos mientras intentaba separar las hojas de los exámenes. “Quiero quince minutos de silencio mientras responden las preguntas. Luego, discutiremos el capítulo siete. Buena suerte.” Trabajé con las primeras preguntas, respondiéndolas con un rítmico desplazo de hechos memorizados. Si no fue otra cosa, el examen robó mi concentración, apartando el accidente de anoche y la voz que cuestionaba mi salud mental. Haciendo una pausa para quitarme el calambre que le había dado a la mano con la que escribía, sentí a Patch inclinado hacia mí. - “Te ves cansada. ¿Tuviste una noche agitada?” Susurró. - “Te vi en la biblioteca.” Tuve el cuidado de mantener mi lápiz moviéndose sobre mi examen, pareciendo que estaba trabajando duramente. - “Lo más destacado de mi noche.” - “¿Me estabas siguiendo?” El movió su cabeza hacia atrás y rió suavemente. Intenté otro ángulo. - “¿Qué estabas haciendo allí?” - “Buscando un libro.” Sentí los ojos del entrenador sobre mí y me dediqué a mi examen. Después de contestar otras cuantas preguntas, miré disimuladamente a la izquierda y me sorprendí al descubrir que Patch me estaba mirando. El sonrió.
Mi corazón dio un inesperado vuelco, sorprendida por su extrañamente atractiva sonrisa. Para mi horror, estaba tan desconcertada, que se me calló el lápiz, rebotó varias veces sobre la mesa y luego rodó hasta el borde. Patch se dobló para tomarlo, lo sostuvo en la palma de su mano y tuve que concentrarme en no tocar su piel mientras lo tomaba. - “Después de la biblioteca,” susurré, “¿a dónde fuiste?” - “¿Por qué?” - “¿Me seguiste?” Exigí en tono bajo. - “Luces un poco agitada, Nora. ¿Qué pasó?” Sus cejas se juntaron con preocupación, pero era todo fingido porque había un brillo burlón en el centro de sus negros ojos. - “¿Me estas siguiendo?” - “¿Por qué querría perseguirte?” - “Contesta la pregunta.” - “Nora.” La advertencia en la voz del entrenador hizo que me volviera a concentrar en mi examen. Pero no pude evitar especular sobre cuál hubiera sido su respuesta y eso hizo querer alejarme de Patch, estar lejos de él en el salón. Al otro lado del mundo. El entrenador sopló su silbato. -“Se acabó el tiempo. Pasen sus exámenes al que está en frente. Esperen preguntas similares en el examen del viernes. Ahora,” él juntó sus manos y el sonido seco que causó, hizo que me estremeciera,
“a la lección de hoy. Señorita Sky ¿quieres decir cuál será nuestro tema?” - “S-e-x-o,” anunció Vee. Precisamente, luego de que ella hablara, yo me desconecté. ¿Patch me estaba persiguiendo? ¿Era su cara la que estaba tras la máscara de esquiar, si es que había una cara tras ella? ¿Qué quería él? Abracé mis codos, sintiendo súbitamente frío. Quería que mi vida volviera a ser como era antes de que Patch irrumpiera en ella.
Al final de la clase, detuve a Patch antes de que se fuera. - “¿Podemos hablar?” Él ya estaba parado, así que se sentó en el borde de la mesa. - “¿Qué pasa?” - “Yo sé que tú tampoco quieres sentarte conmigo y creo que el entrenador consideraría cambiar nuestros asientos si tú hablas con él. Si le explicas la situación…” - “¿La situación?” - “Nosotros no somos… compatibles.” El pasó su mano sobre su mandíbula, un calculador gesto con el cual ya me he familiarizado en el poco tiempo que he ido conociéndolo. - “¿No lo somos?” - “No estoy anunciando que se partió la tierra.” - “Cuando el entrenador me pidió las características que deseo en una compañera, le di las tuyas.” Mi boca se abrió levemente. - “Retira lo dicho.” - “Inteligente. Atractiva. Vulnerable. ¿No estás de acuerdo?” Él estaba haciendo esto con el único propósito de contrariarme y eso solo me puso más nerviosa. -“¿Le pedirás al entrenador que nos cambie de asiento o no?” - “Yo paso. Me he acostumbrado a ti.” ¿Cómo se supone que respondiera a eso? Obviamente su objetivo era que yo reaccionara, lo cual no era difícil porque nunca sabía cuando él esta bromeando o hablando en serio. Traté de que mi voz sonara tranquila. - “Creo que estarás mejor sentado con otra persona y creo que lo sabes.” Sonreí tensa, pero cortésmente. “Creo que podría terminar sentado con Vee.” Su sonrisa parecía igual de cortés que la
mía - ---“No voy a presionar mi suerte.” Vee apareció al lado de nuestra mesa, mirándonos a mí y a Patch. - “¿Interrumpo algo?” - “No,” dije, cerrando mi mochila. “Le estaba preguntando a Patch sobre la lectura de esta noche. No recuerdo cuáles fueron las páginas que el entrenador asignó.” - “La asignación está en la pizarra, como siempre. Como si no lo hubieras leído.”, dijo Vee. Patch rió, pareció que estaba compartiendo una broma privada con él mismo. Sin ser la primera vez, deseé saber qué él estaba pensando. Porque a veces estaba completamente segura de que esas bromas tenían todo que ver conmigo. - “¿Algo más, Nora?” - “No,” dije. “Te veo mañana.” - “Eso espero.” El guiñó. De verdad guiñó. Después de que Patch estuviera lo bastante lejos par que no pudiera escuchar, Vee agarró mi brazo. - “Buenas noticias. Cipriano. Ese es su apellido. Lo vi en la lista del entrenador.” - “¿Y eso es algo por lo cual alegrarse porque…?” -“Todo el mundo sabe que los estudiantes tienen que registrar en la enfermería las medicinas recetadas.” Ella tiró del bolsillo frontal en mi mochila, en donde yo guardaba mis píldoras de hierro. “Además, todo el mundo sabe que la oficina de la enfermera esta convenientemente localizada dentro de la oficina principal, donde, da la casualidad, están también guardados los archivos de los estudiantes.” Con los ojos brillantes, Vee enlazó su brazo con el mío y me arrastró hacia la puerta. - “Es hora de hacer trabajo detectivesco de verdad.”

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