Siguemee

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Leer, capitulo 11; Loca

- Él puede ser guapo, pero yo seré la última en saberlo. En esto soy un jurado corrupto, lo siento.
- ¿Qué se supone que significa eso? - Significa que no soporto su personalidad. Ninguna cantidad de belleza podría arreglar eso. - No es belleza. Él es… difícil de explicar. Sexy. Yo puse mis ojos en blanco. Vee sonó la bocina y frenó en seco mientras otro coche se ponía frente a ella. - ¿Qué? ¿No estás de acuerdo, o es que no es tu tipo? - No tengo un tipo. - Dije - No soy tan estrecha.
Vee rió. - Tú, nena, eres más que estrecha. Estás confinada. Hacinada. Tu espectro es tan ancho como uno de los micro-organismos del entrenador. En la escuela hay pocos chicos, si es que hay alguno, de los cuales podrías enamorarte. - Eso no es cierto. - Dije automáticamente. No fue hasta que lo dije que me pregunté cuán ciertas eran mis palabras. Nunca he estado interesada en nadie. ¿Tan rara era? - No tiene que ver con los chicos, es sobre… amor. No lo he encontrado. - No se trata de amor. - Dijo Vee - Se trata de divertirse. Dudosa, junté mis cejas. - Besar un chico, no sé. No me interesa. ¿Es divertido? - ¿No has estado prestando atención a la clase de Biología? Es mucho más que besarse. - Ah. - Dije como si hubiera descubierto el mayor de los conocimientos – La población humana ya está bastante elevada sin tenerme a mí para contribuir a ello. - ¿Quieres saber quién creo que sería muy bueno en eso? - ¿Bueno? - Bueno. - Repitió con una sonrisa indecente. - No quiero saberlo. - Tu compañero. - No le llames así. - Dije - Compañero tiene una connotación positiva. Vee acomodó su coche en un espacio cerca de las puertas de la biblioteca y apagó el motor. - ¿Alguna vez has fantaseado con besarlo? ¿Alguna vez lo has visto de reojo y has imaginado lanzarte y cerrar tu boca con la suya? Yo la miré con una mirada que deseé que luciera bastante alarmada. - ¿Tú lo has hecho? Vee sonrió abiertamente. Traté de imaginar qué haría Patch si supiera esta información. Con lo poco que sabía de él, sentía que su aversión hacia Vee era lo suficientemente concreta como para tocar. - Él no es lo suficientemente bueno para ti. Ella gimió. - Cuidado. Solo estás haciendo que lo desee más. Dentro de la biblioteca ocupamos una mesa en el primer nivel, cerca de la sección de ficción para adultos. Abrí mi ordenador portátil y escribí: El Sacrificio, dos estrellas y media. Dos y media era probablemente demasiado bajo, pero tenía tantas cosas en mi mente que no me sentía particularmente equitativa. Vee abrió una bolsa de frituras de manzana. - ¿Quieres? - Estoy bien, gracias. Ella miró a la bolsa. - Si no te las comes tendré que hacerlo yo, y en realidad no quiero. Vee estaba en la dieta de frutas. Tres frutas rojas diarias, dos azules y muchas verdes…
Ella alzó una fritura y la examinó. - ¿Qué color? - Le pregunté. - Verde-hazme-vomitar. Creo. Justo en ese momento Marcie Millar, la única estudiante de segundo curso que logró ser porrista en la historia de Coldwater High, se sentó en la esquina de nuestra mesa. Su cabello rojizo estaba recogido en trenzas y, como siempre, su piel estaba cubierta por media botella de maquillaje. Estaba segura de que había acertado en la cantidad de maquillaje porque no se notaban sus pecas. No he vuelto a ver ninguna de sus pecas desde séptimo grado, el mismo año que descubrió Mary Kay. Había tres cuartos de pulgada entre el final de su falda y el comienzo de su ropa interior… si es que llevaba puesto algo. - Hola talla grande. - Le dijo Marcie a Vee. - Hola fenómeno. - Le contestó Vee. - Mi madre está buscando modelos en esta semana. El pago son nueve dólares la hora. Pensé que estarías interesada. - La madre de Marcie maneja el JCPenney local y en los fines de semanas tiene a Marcie y al resto de las porristas desfilando bikinis en las vitrinas que dan a la calle - Se le ha hecho muy difícil conseguir modelos para ropa interior de talla extra grande. - Dijo Marcie. - Tienes comida atorada en tus dientes. - Vee le dijo a Marcie - En la grieta que hay entre tus dos dientes frontales. Parece como chocolate laxante… Marcie lamió sus dientes y se bajó de la mesa. Mientras ella se alejaba ostentosamente, Vee ―a espaldas de Marcie― metió su dedo en la boca y fingió que se provocaba el vómito. - Tiene suerte de que estamos en la biblioteca. - Me dijo Vee - Tuvo suerte de que no nos hubiéramos encontrado en un callejón oscuro. Última oportunidad, ¿quieres una fritura? - Paso. Vee se fue para tirar las frituras. Minutos más tardes regresó con una novela de romance. Se sentó al lado mío y, mostrando la carátula, dijo: Algún día éstas vamos a ser nosotras. Violadas por dos vaqueros medio desnudos. Me pregunto cómo se sentirá besar labios tostados por el sol y manchados de barro… - Sucio. - Murmuré mientras seguía escribiendo en mi portátil. - Hablando de sucio. - Y alzó la voz inesperadamente - Ahí está nuestro chico. Dejé de escribir, miré sobre mi portátil y mi corazón soltó un latido. Patch estaba parado al otro lado de la habitación, haciendo fila para llevarse un libro. Como si él sintiera que lo estaba mirando, se volvió y nuestros ojos se encontraron por tres segundos. Yo fui la primera en mirar a otra parte, pero no sin antes recibir una lenta sonrisa. Mi corazón comenzó a latir erráticamente y me dije a mí misma que me tranquilizara. Yo no iba a seguir por este camino. No con Patch. De ninguna manera, a menos que estuviera loca.

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