Siguemee

miércoles, 30 de mayo de 2012

Leer, Capítulo 61: Estaba muerta.

Ignoré el rollo en mi estómago y dije: - Cuéntame. - La primera vez que la vi yo todavía era un ángel. Fue un momento de posesiva lujuria. Me volví loco. No sabía nada de ella, excepto que haría lo que fuera para acercarme a ella. La miré durante un momento y luego pensé que, si bajaba a la tierra y poseía un cuerpo humano, sería expulsado del cielo y me convertiría en humano. La cosa es que no sabía nada acerca del Jeshvan. Bajé a la tierra en una noche de agosto, pero no pude poseer el cuerpo. En mi camino de regreso al cielo, un grupo de ángeles vengadores me detuvieron y arrancaron mis alas. Me echaron del cielo. Inmediatamente supe que algo andaba mal. Cuando miraba a los humanos, todo lo que podía sentir era un deseo insaciable de estar dentro de sus cuerpos. Me quitaron todos mis poderes y me convertí en esta débil y patética cosa. No era un humano. Era un caído. Me di cuenta de que renuncié a todo, así como así. Todo este tiempo me he odiado a mí mismo por eso. Creí que lo había dado todo por nada. - Sus ojos se centraron especialmente en mí haciéndome sentir trasparente – Pero, si no hubiera caído, no te habría conocido. Mis contradictorias emociones pesaban demasiado en mi pecho, pensé que podrían ahogarme. Conteniendo las lágrimas, me obligué a continuar. - Dabria dijo que mi marca de nacimiento significa que estoy relacionada con Chauncey. ¿Eso es verdad? - ¿Quieres que te conteste? No sabía lo que quería. Mi mundo entero se sentía como una broma, y yo era la última en verle la gracia. No era Nora Grey, la chica común. Era la descendiente de alguien que ni siquiera era humano. Y mi corazón se estaba haciendo pedazos por otro no-humano. Un ángel oscuro. - ¿De qué parte de mi familia? - Dije al fin. - De tu padre. - ¿Dónde esta Chauncey ahora? Aún si estábamos relacionados, me gustaba la idea de que estuviera lejos. Muy lejos. Lo suficiente como para que la relación entre nosotros no se sintiera real.
Sus botas quedaron al mismo nivel de mis zapatillas. - No voy a matarte, Nora. No mato a las personas que son importantes para mí. Y tú encabezas la lista. Mi corazón dio un tirón nervioso. Mis manos estaban presionadas contra su estómago, que estaba tan duro que incluso su piel no cedía. Yo estaba manteniendo un inútil escudo de protección entre nosotros, ya que ni siquiera una alambrada eléctrica me haría sentir segura de él. - Estás allanando mi espacio. - Dije avanzando hacia atrás. Patch dio escasamente una sonrisa. - ¿Allanando? Esto no es el SAT*, Nora. Me metí algunos cabellos sueltos detrás de mi oreja y di un paso considerable hacia un lado, bordeando el fregadero. - Me estás apretujando, necesito espacio. Lo que necesitaba eran límites. Necesitaba fuerza de voluntad, necesitaba estar enjaulada, ya que una vez más estaba probando que no podía estar confiada con la presencia de Patch. Debería haber estado huyendo por la puerta, y sin embargo… no lo estaba haciendo. Traté de convencerme de que me quedaba porque necesitaba respuestas, pero esa era solo una parte. Estaba la otra parte en la que no quería pensar. La parte emocional. La parte que era una lucha sin sentido. - ¿Estás escondiendo algo mas de mí? - Quise saber. - Estoy escondiendo muchas cosas de ti. Mis entrañas cayeron en picado. - ¿Como cuáles? - Como la manera en la que me siento estando aquí encerrado contigo. - Patch apoyó la mano contra el espejo, con su peso inclinado sobre mí - No tienes ni idea de lo que me haces. Sacudí mi cabeza. - No lo creo. Esto no es una buena idea. Esto no es correcto. - Hay muchas clases para definir correcto. Y todavía estamos en la zona segura. Estaba bastante segura de que el sentido de auto-conservación de mi cerebro estaba gritando, ¡Corre por tu vida! Desafortunadamente, la sangre rugía en mis oídos y no estaba escuchando bien. Obviamente tampoco estaba pensando correctamente - Definitivamente correcto. Normalmente correcto. - Patch continuó - Totalmente correcto. Tal vez correcto.
Estaría a salvo. Y eso es lo que quería… ¿cierto? - No es una buena idea. - Dijo Patch con una suave sacudida de su cabeza. Me eché a correr hacia la alarma. Mis dedos se cerraron en la palanca y la bajé para que sonara. Solo que la palanca nunca se movió. Mientras lo intentaba, no pude conseguir que se moviera. Y entonces me di cuenta de la familiar presencia de Patch en mi cabeza, y supe que era un juego mental. Me di la vuelta para enfrentarlo. - Sal de mi cabeza. Me puse furiosa y empujé con fuerza su pecho. Patch dio un paso atrás, estabilizándose. - ¿Por qué has hecho eso? - Preguntó. - Por toda esta noche. Por volverme loca por él cuando sabía que estaba mal. Él era el peor de los malos. Era tan malo que se sentía bien, y eso me hacía sentir completamente fuera de control. Podría haber tenido la tentación de pegarle en su cuadrada mandíbula, si él no me hubiera tomado por los hombros e inmovilizado contra la pared. Apenas quedaba espacio entre nosotros, solo una delgada frontera de aire, pero Patch consiguió eliminarla. - Seamos honestos, Nora. Tú me deseas. - Sus ojos eran demasiado profundos - Y yo te deseo. Él se inclinó hacia mí y puso su boca sobre la mía. Una gran cantidad de él estaba sobre mí, en realidad. Nuestros cuerpos se tocaron en lugares estratégicos, y eso me llevó toda la fuerza de voluntad para separarme. Me eché hacia atrás. - No he terminado. ¿Qué sucedió con Dabria? - Todo solucionado. - ¿Qué significa eso exactamente? - Ella no iba a mantener sus alas después de que conspirara para matarte. En el momento en que ella tratara de regresar al cielo, los ángeles vengadores se las arrancarían. Ella tenía que verlo venir tarde o temprano. Yo solo acabo de acelerar las cosas. - ¿Así que tú... se las arrancaste? - Estaban deterioradas; las plumas estaban rotas y delgadas. Si se quedaba en la tierra mucho más tiempo sería una señal para cada ángel caído y vería que ella había caído. Si no lo hacía yo, alguno de ellos lo haría. Esquivé otro de sus adelantos. - ¿Ella hará alguna otra aparición no deseada en mi vida? - Es difícil de decir. - Tan rápido como un rayo, Patch agarró el borde de mi suéter y me atrajo hacia él. Sus nudillos rozaron la piel de mi ombligo. Calor y hielo se dispararon a través de mí al mismo tiempo - Podrías hacerte cargo de ella, Ángel. - Dijo - Te he visto en acción y mi apuesta es por ti. Tú no me necesitas para eso. - ¿Para qué te necesito? Él se echó a reír. No de manera abrupta, pero sí con un bajo deseo determinado. Sus ojos habían perdido su borde y se centraron totalmente en mí. Su sonrisa era mañosa… pero
suave. Algo justo detrás de mi obligo bailaba, y luego se enroscaba y descendía. - La puerta está cerrada. - Dijo - Y tenemos asuntos pendientes. Mi cuerpo parecía haber arrasado con la parte lógica de mi cerebro. Sofocándolo, de hecho. Pasé mis manos por su pecho y enlacé mis brazos alrededor de su cuello. Patch me levantó de las caderas y yo envolví mis piernas alrededor de su cintura. Mi pulso latía duramente, pero no me importó ni un poquito. Apreté mi boca en la de él, absorbiendo el éxtasis de su boca sobre la mía, sus manos en mí me hacían sentir al borde de salirme de mi piel... El móvil en mi bolsillo sonó. Me aparté de Patch, respirando con dificultad, y el móvil sonó por segunda vez. - Buzón de voz. - Dijo Patch. En lo profundo de mi conciencia sabía que contestar al teléfono era importante. No podía recordar por qué; besar a Patch había hecho que cada preocupación que albergaba se evaporara. Yo misma me desenredé de él, dándole la espalda para que él no pudiera ver cuánto me había alterado y lo que diez segundos de besarlo me había hecho. Internamente estaba gritando de alegría. - ¿Hola? - Contesté resistiendo las ganas de limpiar mi boca manchada por el brillo labial. - ¡Nena! - Dijo Vee. Teníamos mala cobertura, el crujir de la interferencia hacía que su voz se cortara - ¿Dónde estás? - ¿Dónde estás tú? ¿Sigues con Elliot y Jules? - Aplasté una mano sobre mi oreja libre para escuchar mejor. - Estoy en la escuela. Entramos ilegalmente. - Dijo con una voz que era de una perfecta persona desobediente - Queremos jugar al escondite, pero no tenemos suficiente gente para formar dos equipos. Así que… ¿conoces a una cuarta persona que podría venir a jugar con nosotros? Una voz incoherente se escuchó en el fondo. - Elliot quiere que te diga que si no vienes a ser su compañera... espera... ¿qué? - Dijo Vee en el fondo. La voz de Elliot vino. - ¿Nora? Ven a jugar con nosotros. De lo contrario, hay un árbol en el área común con el nombre de Vee en él. Hielo puro fluyó a través de mí. - ¿Hola? - Dije con voz ronca - ¿Elliot? ¿Vee? ¿Estáis ahí? Pero la conexión estaba muerta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cada uno de mis lectores habéis hecho posible que este blog continúe, pese a varios "parones" que ha habido.
Y como me seguís interesando me encantaría que compartierais vuestras ideas para mejorar este 'mundo internauta' juntos