Siguemee

domingo, 15 de abril de 2012

Leer, capítulo 59, Sigues en mi camino. Parte 3.

No pensé. Pateé con todas mis fuerzas. Me arqueé en la patada, con la pierna que no utilizaba y me dirigí hacia su brazo. El cuchillo saltó de su mano. Como me quedaron los pies debajo de mí, Dabria señaló a la lámpara que estaba en la pequeña mesa de la entrada, y con un movimiento agudo del dedo, la envió volando hacia mí. Me di la vuelta, con la sensación de fragmentos de cristal debajo de mí, la lámpara estaba rota en el suelo. - ¡Muévete! - Dabria ordenó, y el banco de entrada se deslizó a la barricada de la puerta, bloqueando mi salida. Trepando hacia delante, tomé las escaleras de dos en dos, utilizando la barandilla para impulsarme más rápido. Oí reír a Dabria detrás de mí, y al instante la baranda se desprendió, estrellándose en la sala de abajo. Tiré el peso hacia atrás para no caer sobre el borde. Cuando recuperé mi equilibrio, corrí por las escaleras hasta el final. En la punta me arrojé en el dormitorio de mi madre y cerré las puertas francesas. Revisando una a una las ventanas al lado de la chimenea, miré hacia abajo dos pisos hasta el suelo. Había tres arbustos en una cama de roca justo debajo, todos sus follaje se habían ido desde otoño. Yo no sabía si podía sobrevivir a un salto. - ¡Abre! - Dabria me ordenó desde el otro lado de las puertas francesas. Se escuchó un crack de la madera de la puerta al tensarse contra la cerradura. No tenía tiempo. Corri a la chimenea y me escondí debajo de la repisa. Yo acababa de poner los pies en alto, apoyándome contra la pared, cuando escuché los pasos de Dabria a la ventana. - ¡Nora! - Llamó en su delicada voz fría - ¡Sé que estás cerca! Te puedo sentir. No puedes correr y no puedes ocultarte... ¡Voy a quemar esta casa habitación por habitación si eso es lo que se necesita para encontrarte! Y luego voy a quemar mi camino a través del campo de atrás. ¡No te voy a dejar viva! Un resplandor de luz dorada brillante chisporroteaba a la vida fuera de la chimenea, junto con el estruendo del fuego encendido. Las llamas enviaron sombras bailando al agujero. Escuché el crepitar del fuego comiéndose todo ―más probablemente los muebles o suelos de madera. Yo me quedé en el agujero de la chimenea. Mi corazón palpitaba, el sudor escapaba de mi piel. Saqué varias respiraciones, exhalando lentamente para tratar la sensación de quemaduras en los músculos de la pierna bien contraida. Patch había dicho que iba a la escuela. ¿Cuánto tardaría? Sin saber si Dabria todavía estaba en la habitación, pero temiendo que si no salía ahora el fuego me atraparía, bajé una pierna del agujero, luego la otra. Salí de debajo de la repisa de la chimenea. Dabria no estaba a la vista, pero las llamas lamían las paredes, el humo agotaba todo el aire de la habitación. Corrí por el pasillo sin atreverme a bajar, pensando que Dabria esperaba que tratara de
escaparme a través de una de las puertas. En mi habitación, abrí la ventana. El árbol de fuera estaba lo suficientemente cerca y lo suficientemente sólido como para subir. Tal vez podría perder a Dabria en la niebla de atrás de la casa. Los vecinos más cercanos estaban a poco menos de un kilómetro de distancia, y corriendo duro, podría estar allí en siete minutos. Estaba a punto de balancear mis piernas por la ventana cuando oí pisadas sonando en el pasillo. En silencio, me encerré dentro del armario y marqué el 911. - Hay alguien en mi casa tratando de matarme. - Susurré al operador. Acababa de dar mi dirección cuando la puerta de la habitación se abrió. Estaba perfectamente inmóvil. A través de los listones de la puerta del armario, vi una sombra entrar a la habitación. La iluminación era escasa, estaba fuera de mi ángulo, y no podía ver detalles para distinguir algo único. La figura se paró frente a la ventana, mirando hacia fuera. Tocó los calcetines y la ropa interior de mi cajón abierto. Levantó el peine de plata de mi mueble, lo estudió, y luego lo devolvió. Cuando la figura se volvió en dirección al armario, yo sabía que estaba en problemas. Deslizando mi mano sobre el suelo, no sentía nada que yo pudiera usar en mi defensa. Mi codo chocó con una pila de cajas de zapatos, derribándolas. Maldije. Los pasos estaban más cerca. Las puertas del armario se abrieron y lancé un zapato. Cogí otro y lo tiré. Patch juró en voz baja, tiré un tercer zapato de mis manos y lo lancé detrás de él. Luché por salir del armario, conseguí ponerme de pie. Antes de que pudiera registrar el alivio de descubrirlo a él y no a Dabria delante de mí, me empujó contra él y envolvió sus brazos alrededor de mí. - ¿Estás bien? - Murmuró en mi oído.
- Dabria está aquí. - Le dije, mis ojos llenos de lágrimas. Me temblaban las rodillas, y lo único que me manteía en pie era que me sostenía Patch - Ella está quemando la casa. Patch puso en mi mano un juego de llaves y dobló mis dedos alrededor de ellas. - Mi Jeep está aparcado en la calle. Sube, cerra las puertas, conduce hasta Delphic, y espérame allí. Alzó mi barbilla hacia la cara de él. Puso un beso en mis labios y envió un destello de calor a través de mí. - ¿Qué vas a hacer? - Le pregunté. - Me haré cargo de Dabria. - ¿Cómo? Me hizo una mirada que me decía “¿De verdad quieres detalles?” El sonido de las sirenas sonaron en la distancia. Patch miró a la ventana. - ¿Has llamado a la policía? - Pensé que eras Dabria. Él ya estaba en su camino hacia la puerta.
- Voy a ir tras Dabria. Conduce el Jeep a Delphic y espérame allí. - ¿Qué pasa con el fuego? - La policía se encargará. Apreté las llaves en mis manos. La parte de tomar-decisiones de mi cerebro estaba dormida, corriendo en direcciones opuestas. Yo quería salir de la casa y lejos de Dabria, y reunirme con Patch más tarde, pero había un persistente pensamiento que no podía liberar. Dabria dijo que Patch necesitaba sacrificarme para poder volverse humano. No lo había dicho a la ligera, o para meterse debajo de mi piel. O ni siquiera para ponerme en contra de él. Sus palabras habían salido frías y serias. Lo suficientemente serias como para tratar de matarme antes que dejar a Patch llegar a mí primero. Encontré el vehículo estacionado en la calle, como Patch dijo. Puse las llaves en el contacto y conduje el Jeep abajo por Hawthorne. Pensando que era inútil tratar de llamar al móvil de Vee otra vez, llamé a su casa en su lugar. -Hola, Sra. Sky. - Dije tratando de sonar como si no pasara nada fuera de lo normal - ¿Está Vee? - ¡Hola, Nora! Se fue hace unas horas. Algo acerca de una fiesta en Portland. Pensé que estaba contigo. - Um, nos separamos. - Mentí - ¿No dijo a dónde iba después de la fiesta? - Estaba pensando en ver una película. Y ella no está respondiendo a su móvil, así que me imagino que lo tiene desactivado para el espectáculo. ¿Está todo bien? Yo no quería asustarla pero, al mismo tiempo, no le iba a decir que todo estaba bien. Ni un poquito de esto se sentía bien para mí. La última vez que había escuchado a Vee, estaba con Elliot. Y ahora no estaba respondiendo a su móvil. - No lo creo. - Le dije - Voy a conducir por los alrededores y buscarla. Empezaré en el cine. ¿Buscarías en el paseo marítimo?

2 comentarios:

  1. Holaaa!!! xdd pero esto de donde lo sacas? te lo inventas? por cierto, ya estás de administradora en el blog de cosas de locos y puedes poner más cosas!! y me parece mu bonito k no me hayas dedicado una entrada despues de tantos trenecitoos xdd

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    1. xDDD mi sergiooo jajjajajjaa
      la historia is a secret! xD
      pero las cosas d amor, desamor, amistad y eso toooodooo todito todo es mio!
      ya he visto q soy tambien administradora.
      y tranqiiii que tu entrada no va a tener ni punto de comparación con las otras!
      ya q eres mi amigo y compañero de blog, de clase, de asiento, de "risas" >.<
      y x ciertoooo fiiifiiiiii xdddddddddddd ole ese trenecito!^^

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